diciembre 28, 2015

Acabemos con el Chuperio de una vez por todas


Chuperio 2015



Las construcciones en las faldas del cerro Chuperio no son novedad. Han incrementado con el crecimiento de la población durante los últimos cuarenta y cinco años. Algo ha defendido al cerro: su constitución arcillosa; de lo contrario ya fuera una mancha urbana. Sin embargo los afanes y la ambición por sacarle un tajo de dinero no cesan. Más allá de que es un símbolo para ciudad Altamirano, cosa que no debe dejarse de mencionar (los pobladores aborígenes ahí tenían sus asentamientos), constituye un monumento natural que debe preservarse hoy más que nunca que los trastornos en la naturaleza son notorios y tal vez ya irreversibles causados en el último siglo de progreso acelerado. Pero resulta que el cerro tiene dueños (¿a quién pertenecería antes del reparto ejidal?: tal vez a algún hacendado que lo usurpó a la propiedad comunal), y tratándose de cosa donde se le puede sacar dinero, es asunto delicadísimo entre hombres.

diciembre 21, 2015

El corazón


El corazón se desmorona poco a poco desde hace tiempo. Un latigazo, y el corazón se agrieta y sus labios destilan una savia de tristeza. Luego viene la quietud. Su latido lo hace dueño del tiempo. Su tranquilidad y la ausencia del dolor hacen pensar en lo eterno. El corazón con sus grietas cuyos bordes ya están resecos recibe otro latigazo. Entonces los bordes se desmoronan en filamentos de una lluvia triste. Y así hasta que el sueño de la eternidad se desvanece y en el recoveco sombrío, último latido, el tiempo se separa de él. ~

noviembre 13, 2015

Dos anécdotas de desprecio a la lectura y una lamentación



Hace algún tiempo, en la avenida principal de mi ciudad, mientras caminaba o esperaba a alguien, me interceptaron tres jóvenes: el mayor de ellos no pasaba los 23, y el menor era un muchachillo de 13; bien vestiditos, con portafolios cada uno, y uno de ellos bien entrenado para hablar de sus cosas. Eran Testigos de Jehová. Yo, que en otras ocasiones les recibo sus revistas y folletos, y aunque leyendo de soslayo, me doy cuenta de sus afanes contradictorios, sus trampas verbales, sus enmarañadas buenas intenciones, en esa ocasión no dejé ni siquiera que el mediano de los muchachos me abordara con sus preguntas recurrentes del cataclismo final. “A unas cuadras de aquí –les dije, ya algo iracundo- está la biblioteca municipal. ¡Vayan a leer ahí la Biblia, pero también a los Clásicos; vayan a liberarse y a conocerse a ustedes mismo! (que es el punto de libertad más estimado a donde puede llevar la literatura, esto no se los dije)”. El mayor de ellos, tranquilo, hábil, queriendo dominar la situación con una sonrisa de oreja a oreja (quien sabe si fingida, pero sí algo burlona), me dijo: “Lo hacemos, caballero; dígame ¿de qué tema quiere que hablemos?” El diablo también nos hace hablar educadamente y con buenas intenciones. Si el diablo está en contra de algo después de Dios es contra el arte.

agosto 28, 2015

Pobreza


¡Cómo me gustaría ver en esta noche triste
la llamarada al pie del chirimo!
(el chirimo está al costado del patio:
esta noche no veo su tronco y ni oigo su follaje),
que varios de mis antepasados vieron.
¡Oh hombres rústicos! ¡Oh noches inocentes!
Yo esperaría la soledad del mediodía
y desenterraría aquel tesoro.

¡Cómo me gustaría que durmiendo en el campo,
cuidando mi huerta de los bandidos,
recordar de repente y ver a mi costado una familiar!
(saben ustedes: una serpiente del tamaño del brazo, cansada de soledad,
que para quien la recoge con su camisa y la lleva a su casa,
caga monedas de oro).
Yo la alimentaría de mi mano y de mi plato.

¡Cómo me gustaría que esta noche fuera de luna clara
para ver si veo una gallina con pollitos de oro!
(como algunos hombres de mi pueblo que el día de San Juan
se han metido en el arco esplendoroso de una feria encantada
y, trastocado el tiempo, han salido relucientes de oro).
Yo agarraría la gallina y los pollitos, sin dejar regado ninguno.

Pero nada pasará.
Nada veré, nada encontraré.
Nada más pasa, muda y ciega, esta noche pobre. ~

agosto 19, 2015

Última morada


Me levanté con la fuerza de mi último aliento.
Me sentí libre, pero con los pasos contados.
Caminé a fuerza de alma sin hacer caso de mi cuerpo enfermo y corrompido.
Mi casa estaba a unas cuadras.
Caminé a buen paso, a paso terrenal.
Luego comenzó la confusión.
Por poco y me chocan,
tropecé con algunas personas,
y mis pasos se volvieron pesados.
Comenzó a correr un viento contra mí.
Pero el aliento no me abandonó.
Avancé con pasos en falso y zancadas desesperadas.
Vislumbré mi casa.
El viento se volvió más violento
y no pude más: me dejé llevar.
No me derrumbó, me alzó por los aires,
y me empujó hacia mi raya pintada.
Vi la calle y las casas de mi barrio como estaban cuando nací:
más tristes y pobres de como estaban en mis primeros recuerdos.
Afuera de mi casa vi a un hombre y a una mujer jóvenes, con el torso desnudo.
El hombre se esfumó, la mujer permaneció.
De espaldas amamantaba a un niño recién.
Era mi madre.
Y aquel viento me arrojó a mi primera y última morada. ~

¿Qué será de mí?


Los días presienten un temblor de tierra.
Los huesos se comprimen.
Los sueños son de despojos y derrumbes.
El cuerpo se agrieta, se quebranta…
¿Qué será de mí?
El tiempo no pára su máquina.
¡Ay de mí! La vida sigue.
Sigue la zozobra: mis huesos sienten miedo.
El miedo es blanco.
El miedo es de color de los huesos a punto de estrellarse.
¡Ay de mí! La máquina del tiempo no pára.
¿Qué será de mí? ~

junio 11, 2015

El voto de castigo

A Manuel Ramírez, que es un buen ciudadano.


Entre los ganadores que se ufanan de la fiesta cívica y del respeto que se vivió en la jornada electoral, y los perdedores que señalan la podredumbre y las prácticas deshonestas en las elecciones, refulge el punto equidistante: la libertad individual (base principal del sistema de gobierno llamado Democracia), y también, para no caer en el desánimo: el voto de castigo, que existe y que a veces es muy notable.

mayo 09, 2015

Libros que hay que leer




En seis entregas a la revista Letras Libres (enero 2014-marzo 2015) Gabriel Zaid ha hecho una cronología de los hitos del progreso de la historia de la humanidad. El progreso (“innovaciones favorables a la vida humana”) ha venido de la mano del hombre.

De esta “Cronología del progreso” me interesaron sobre manera los libros, los textos, los tratados, los pasajes, las ideas y los personajes que hay que leer y estudiar. Un libro, un cuento, un poema, un ensayo pueden cambiar la vida de un ser humano. Desgajo la siguiente lista de libros y textos que fueron un gran acontecimiento y que están a la espera de otros hombres para renovarse y sublevarse. No es una lista definitiva. Es una lista que anima a tomar la ruta de los clásicos.

No hay mucho tiempo para leer. A los quehaceres y obligaciones cotidianas habría que agregar otras distracciones que hasta los lectores más entrenados pueden estancarse: “los demasiados libros” y periódicos disfrazados de buenas intenciones. Ardua tarea es encontrar a alguien que tenga algo qué decir. Estoy en desacuerdo con la relatividad que mi generación se ufana contra la cultura, y que hace decir a muchos: qué chocante son las etiquetas, hay que leer de todo. Proposiciones ligeras que no me producen menos de desconfianza. Soy un lector de pocas horas, y esto lo digo con tristeza, pero trato de leer los textos que se han fraguado en la tradición de los clásicos.

Hay otras cosas con las que los lectores deben lidiar, muy propios de nuestro tiempo: el mar de la internet y las absorbentes redes sociales. El estado feliz del lector es cuando su tiempo transcurre con la tranquilidad de la edad media.

Sin embargo, debo decir que la vida del lector debe ser como la vida del hombre: hay que ser pacientes y humildes para leer los textos que nos encargan y recomiendan nuestros profesores (para quienes van de paso por la escuela o un curso), y para leer a nuestros contemporáneos. No pocas veces nos llevamos gratas sorpresas. 

 

Consejos del rey Shuruppak a su hijo, 2900 años a. de C.

Nei Ching, libro de medicina, 2695 antes de Cristo.

Poema de Gilgamesh, 1300 antes de Cristo.

Rig-veda, colección de himnos, 1300 antes de Cristo.

Upanishad, serie de libros, 1100 antes de Cristo.

La Iliada y La Odisea, Homero, 800 antes de Cristo.

Confucio, (Las Analectas) Criterios de buen gobierno, 500 antes de Cristo.

Tao te ching, Lao Tse, 500 antes de Cristo.

Buda organiza comunidades monásticas 500 antes de Cristo.

Antígona, Sófocles, 441 antes de Cristo.

Lisístrata, Aristófanes, 411 antes de Cristo.

Gran Diacomos, Demócrito, 410 antes de Cristo.

Sócrates (“Crítica de la buena conciencia”, “Prefiero padecer una injusticia que cometerla”), 410 antes de cristo.

Ramayana, Valmiki, 400 antes de Cristo.

Apología de Sócrates y otros diálogos, Platón, 380 antes de Cristo.

Metafísica, Ética y Política, Aristóteles, 335 antes de Cristo.

Panchatranta (compilación de cuentos tradicionales) 300 antes de Cristo.

Arthashastra, tratado de gobierno (autocrítico), Chanaquia, 300 antes de Cristo.

De la naturaleza de las cosas, Lucrecio, 60 antes de Cristo.

De arquitectura, Vitruvio, 25 antes de Cristo.

“Las bienaventurazas”, Jesús, 30.

“El buen Samaritano”, Jesus, 30.

“El padre nuestro”, Jesús, 30.

“Epístolas”, Pablo, 50.

Evangelios de Marcos y de Mateo, 70.

Enciclopedia (temática), Plinio, 77.

Evangelio de Lucas, Hechos de los apóstoles, 85.

Evangelio de Juan, 100.

“Suma del saber astrológico”, Ptolomeo, 130.

“La filosofía griega como Testamento”, Clemente de Alejandría. 180.

Vida de los filósofos más ilustres, Laercio, 250.

Enéadas, Plotino, 270.

Las confesiones y La ciudad de Dios, San Agustín, 415.

Ora et labora, San Benito, 540.

Etimologías (y enciclopedia temática), Isidoro de Sevilla, 627.

El Corán, Mahoma, 632.

Suda, enciclopedia Bizantina. 1000.

Historia de Genji, Murasaki, 1010.

Canon de medicina, Avicena, 1025.

Scivias, Hildegarda de Bingen, 1152.

Joaquín de Fiore profetiza una era de progreso, 1180.

Tratado del amor cortés, Capellanus, 1185.

Francisco de Así predica la hermandad con la naturaleza.1204.

Suma teológica, Santo Tomás de Aquino, 1274.

La divina comedia, Dante, 1304.

De memoria artificiali, Bradwardine, 1336.

Genealogía de los dioses paganos, Boccaccio, 1360.

Elogio de la locura, Erasmo, 1511.

El príncipe, Maquiavelo, 1513.

Utopía, Moro, 1516.

95 tesis, Lutero, 1517.

El cortesano, Castiglione, 1528.

“Teoría heliocéntrica”, Copérnico, 1543.

Vida de los artistas más ilustres, Vasari, 1550.

“Derechos humanos de los indios”, Las Casas, 1552.

Discurso de la servidumbre voluntaria, De la Boétie, 1553.

Vida, Santa Teresa, 1565.

Cuatro libros de arquitectura, Palladio, 1570.

Ensayos, Montaigne, 1580.

Romeo y Julieta, Shakespeare, 1595.

Hamlet, Shakespeare, 1600.

Don Quijote, Cervantes, 1605.

Tesoro de la lengua española, Covarrubias, 1611.

Vocabulario, Accademia della Crusca, 1612.

Soledades, Góngora, 1613.

Fuenteovejuna, Lope de Vega, 1614.

Novum organum, Bacon, 1620.

La verdad sospechosa, Alarcón. 1624.

“Amor constante más allá de la muerte”, Quevedo, 1625.

La vida es sueño, Calderón, 1635.

Discurso del método, Descartes, 1637.

Leviatán, Hobbes, 1651.

Tartufo, Molière, 1664.

Principios matemáticos de la filosofía natural, Newton, 1687.

Ensayo sobre el entendimiento humano, Locke, 1690.

Respuesta a Sor Filotea, Sor Juana, 1691.

Robinson Crusoe, Defoe, 1719.

Viajes de Gulliver, Swift, 1726.

Cyclopaedia, Chambers, 1728.

Ensayo sobre la naturaleza del comercio, Cantillon, 1730.

“Sistema clasificatorio de la naturaleza”, Linneo, 1735.

El espíritu de las leyes, Montesquieu, 1748.

“Discursos sobre el progreso”, Turgot, 1750.

Encyclepédie, Diderot y D’alembert, 1751.

El siglo de Luis XIV, Voltaire, 1751.

Discurso sobre el origen de la desigualdad, Roosseau, 1750.

A dictionary of the English Lenguage, Johnson, 1755.

Encyclopaedia Britannica, Macfarquhar y Bell, 1768.

La riqueza de las naciones, Smith, 1776.

Crítica de la razón pura, Kant, 1781.

Tratado elemental de química, Lavoisier, 1789.

¿Qué es el tercer Estado?, Sieyès, 1789.

Vida de Johnson, Boswell, 1791.

Ensayo sobre el principio de población, Malthus, 1792.

Derechos de la mujer, Wollstonecraft, 1792.

Justicia política, Godwin, 1793.

La paz perpetua, Kant, 1795.

Disquisiciones aritméticas, Gauss, 1801.

Sobre la libertad humana, Schelling, 1809.

Orgullo y prejuicio, Austen, 1813.

“Sociedad civil”, Hegel, 1820.

Reflexiones sobre la potencia motriz del fuego, Carnot, 1824.

La libertad guiando al pueblo, Delacroix, 1830.

Fausto, Goethe, 1832.

“El mutualismo y el cooperativismo”, Proudhon, 1840.

“Los crímenes de la calle Morgue”, Poe, 1841.

Self-Reliance, Emerson, 1841.

“Conjunto de novelas como una sola”, Balzac, 1842.

Lo uno o lo otro, Kierkegaard, 1843.

Cuento de navidad, Dickens, 1843.

La emancipación de la mujer, Flora Tristán, 1845.

“La desobediencia cívica”, Thoreau, 1846.

Manifiesto comunista, Marx y Engels, 1848.

Parerga y paralipómena, Schopenhauer, 1851.

Moby Dick, Melville, 1851.

Walden, Thoreau, 1854.

Hojas de hierba, Witman, 1855.

Madame Bovary, Flaubert, 1856.

Flores del mal, Baudelaire, 1857.

La leyenda de los siglos, Hugo, 1859.

“Crítica a la mortalidad hospitalaria”, Nightingale, 1860.

De la tierra a la luna, Verne, 1865.

Crimen y castigo, Dostoievski, 1866.

Memorias, Herzen, 1867.

Guerra y paz, Tolstói, 1869.

Iluminaciones, Rimbaud, 1874.

“How to make our ideas claer”, Pierce, 1878.

Casa de muñecas, Ibsen, 1879.

“Bola de sebo”, Maupassant, 1880.

Memorias póstumas de Blas Cubas, Machado de Assis, 1881.

“El poder corrompe”, Acton, 1887.

Genealogía de la moral, Nietzsche, 1887.

Poesías, Mallarmé, 1887.

La conquista del pan, Kropotkin, 1892.

“La dama del perrito”, Chéjov, 1899.

La interpretación de los sueños, Freud, 1900.

El corazón de las tinieblas, Conrad, 1902.

El sabueso de los Baskerville, Doyle, 1902.

Shop Management, Taylor, 1903.

El jardín de los cerezos, Chéjov, 1904.

El hombre y la tierra, Reclus, 1905.

“La luz es un chorro ondulatorio de partículas”, Einstein, 1905.

Libro del té, Okakura, 1906.

El hombre que fue jueves, Chesterton, 1908.

De lo espiritual en el arte, Kandinsky, 1910.

Cinco grandes odas, Claudel, 1911.

Pigmalión, Shaw, 1912.

Alcoholes, Apollinaire, 1913.

Por el camino de Swann, Proust, 1913.

“Teoría general de la relatividad”, Einstein, 1915.

El resentimiento en la moral, Scheler, 1915.

Curso de lingüística general, Saussure, 1916.

Greguerías, Gómez de la Serna, 1917.

El cementerio marino, Valéry, 1920.

Seis personajes en busca de autor, Pirandello, 1921.

Tierra baldía, Eliot, 1922.

Ulises, Joyce, 1922.

La montaña mágica, Mann, 1924.

“Manifiesto del surrealismo”, Breton, 1924.

Anábasis, Saint-John Perse, 1924.

Mi vida en el arte, Stanislavski, 1924.

El Proceso, Kafka, 1925.

El gran Gatsby, Fitzgerald, 1925.

Diario, Renard, 1925.

“Teoría del big bang cosmológico”, Lemaître, 1927.

“Principio de incertidumbre”, Heisenberg, 1927.

Ser y tiempo, Heidegger, 1927.

Ensayos sobre budismo Zen, Suzuki, 1927.

Dos ensayos sobre psicología analítica, Jung, 1928.

Romancero gitano, Lorca, 1928.

Oxford English Dictionary, 1928.

“La teoría de los juegos”, Von Neumann, 1928.

La rebelión de las masas, Ortega y Gasset, 1929.

El ruido y la furia, Faulkner, 1929.

Abc of reading, Pound, 1934.

“La lógica del descubrimiento científico”, Popper, 1934.

Teoría del lenguaje, Bühler, 1934.

Elogio de la ociosidad, Russel, 1935.

Humanismo integral, Maritain, 1935.

La crisis de las ciencias europeas, Husserl, 1936.

Teoría general del empleo, el interés y el dinero, Keynes, 1936.

Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, Carnegie, 1936.

La Enciclopedia italiana, Treccani, 1936.

Principios de fonología, Trubetskói, 1936.

Los poemas de Ajmatova circulan en samizdat, 1939.

El maestro y Margarita, Bulgákov, 1940.

La experiencia literaria, Alfonso Reyes, 1942.

El Principito, Saint-Exúpery, 1943.

Historias e invenciones de Felix Muriel, Dieste, 1943.

Ficciones, Borges, 1944.

¿Qué es la vida?,  Schödinger, 1944.

Camino de servidumbre, Hayek, 1944.

Rebelión en la granja, Orwell, 1945.

La gravedad y la gracia, Weil, 1947.

Bajo el volcán, Lowry, 1947.

La cantante calva, Ionesco, 1948.

El segundo sexo, Beauvoir, 1949.

“Inteligencia artificial”, Turing, 1950.

I, Robot, Asimov, 1950.

El hombre rebelde, Camus, 1951.

El misterio del ser, Marcel, 1951.

Diario de un cura rural, Bresson, 1951.

Los orígenes del totalitarismo, Arendt, 1951.

Esperando a Godot, Beckett, 1952.

The power of positive thinking, Peale, 1952.

Life is worth livind, Sheen, 1952.

Confabulario, Arreola, 1952.

Investigaciones filosóficas, Wittgenstein, 1953.

El hombre que plantaba árboles, Giono, 1953.

Fahrenheit 451, Bradbury, 1953.

Cuentos de Tokio, Ozu, 1953.

The practice of management, Drucker, 1954.

Collected poems, Stevens, 1954.

Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Corominas, 1954.

El hombre y lo divino, Zambrano, 1955.

Pedro Páramo, Rulfo, 1955.

El opio de los intelectuales, Aron, 1955.

La élite del poder, Mills, 1956.

El arte de amar, Fromm, 1956.

Lenguaje, pensamiento y realidad, Whorf, 1956.

The breakdown of nations, Kohr, 1957.

Estructuras sintácticas, Chomsky, 1957.

The new science of management decision, Simon, 1957.

“Dos conceptos de libertad”, Berlin, 1958.

“Lingüística y poética”, Jacobson, 1960.

Primavera silenciosa, Carson, 1962.

El pensamiento salvaje, Lévi-Strauss, 1962.

Conjeturas y refutaciones, Popper, 1963.

Sobre la esencia, Zubiri, 1963.

“I have a dream”, Martin Luther King, 1963.

Blanco, Paz, 1966.

Problemas de lingüística general, Benveniste, 1966.

El lenguaje y la vida humana, Swadesh, 1966.

Cien años de soledad, García Márquez, 1967.

2001: Una odisea del espacio, Kubrick y Clarke, 1968.

The systems approach, Churchman, 1968.

Diccionario etimológico de la lengua griega, Chantraine, 1968.

Último round, Cortázar, 1969.

Actos de habla, Searle, 1968.

La disparition (novela sin e), Perec, 1969.

La sociedad desescolarizada, Illich, 1970.

Los trajes nuevos del presidente Mao, Leys, 1971.

Archipiélago Gulag, Solzhenitsyn, 1973.

Small is beautiful, Schumacher, 1973.

La sociedad contra el Estado, Clastres, 1974.

Civilización material, economía y capitalismo, Braudel, 1979.

El nombre de la rosa, Eco, 1980.

Pobreza y hambrunas, Sen, 1981.

La guerra del fin del mundo, Vargas Llosa, 1981.

Palomar, Calvino, 1983.

El cuidado de sí, Foucault, 1983.

Breve historia del tiempo, Hawking, 1988.

The society of mind, Minsky, 1988.

Sources of the self: the making of modern identity, Taylor, 1989.

Sí mismo como otro, Ricoeur, 1990.

La montaña del alma, Gao Xingjian, 1990.

El canon occidental, Bloom, 1994.

Harry Potter, Rowling, 1997.

Fides et ratio, Juan Pablo II, 1998.

 

Hasta aquí la lista de libros que hay que leer. Sin querer nos hemos metido un poco a la gruta bibliotecaria de Gabriel Zaid (Monterrey, 1934), donde, se dice, vive con su mujer, tres gatos y diez mil libros. No puedo resistir la tentación de agregarle dos libros a esta lista:

 

Las mil y una noches, Anónimo, IX.

Azul, Rubén Darío, 1888.

 

¿Qué libro, qué poemas de Zaid irían en esta cronología? Cada quien haga sus proposiciones. Enrique Krauze dice que su poesía es “luminosa”. Para mí tengo que, "Instituciones de la cultura libre", Zaid, 2013, fue un gran acontecimiento que definió mi vida.

 

Ilustración: Felipe Tapia.