diciembre 21, 2015

El corazón


El corazón se desmorona poco a poco desde hace tiempo. Un latigazo, y el corazón se agrieta y sus labios destilan una savia de tristeza. Luego viene la quietud. Su latido lo hace dueño del tiempo. Su tranquilidad y la ausencia del dolor hacen pensar en lo eterno. El corazón con sus grietas cuyos bordes ya están resecos recibe otro latigazo. Entonces los bordes se desmoronan en filamentos de una lluvia triste. Y así hasta que el sueño de la eternidad se desvanece y en el recoveco sombrío, último latido, el tiempo se separa de él. ~