agosto 28, 2015

Pobreza


¡Cómo me gustaría ver en esta noche triste
la llamarada al pie del chirimo!
(el chirimo está al costado del patio:
esta noche no veo su tronco y ni oigo su follaje),
que varios de mis antepasados vieron.
¡Oh hombres rústicos! ¡Oh noches inocentes!
Yo esperaría la soledad del mediodía
y desenterraría aquel tesoro.

¡Cómo me gustaría que durmiendo en el campo,
cuidando mi huerta de los bandidos,
recordar de repente y ver a mi costado una familiar!
(saben ustedes: una serpiente del tamaño del brazo, cansada de soledad,
que para quien la recoge con su camisa y la lleva a su casa,
caga monedas de oro).
Yo la alimentaría de mi mano y de mi plato.

¡Cómo me gustaría que esta noche fuera de luna clara
para ver si veo una gallina con pollitos de oro!
(como algunos hombres de mi pueblo que el día de San Juan
se han metido en el arco esplendoroso de una feria encantada
y, trastocado el tiempo, han salido relucientes de oro).
Yo agarraría la gallina y los pollitos, sin dejar regado ninguno.

Pero nada pasará.
Nada veré, nada encontraré.
Nada más pasa, muda y ciega, esta noche pobre. ~