En este punto de mi vida, me detengo, agarro la
punta del ovillo, y pido:
una vida sencilla;
ver a la
mujer y al niño, tranquilos, bajo la sombra de un árbol;
trabajo para que fluyan las horas y no falte el pan
en mi mesa (aunque sea poco, aunque gastemos poco,
vivamos con poco,
apretándonos el cinturón);
tiempo que siempre puede capturarse y robarse para
leer y pensar;
madrugadas indulgentes para escribir.
Sé que la vida es corta.
Ya no confiaré tanto del bullicio,
y cuidaré que el tumulto no barra mi juicio.
Tengo planes y sueños que a nadie importa,
pero los cumpliré humildemente, como una nota
imperceptible en la música del destino;
a menos que falte tiempo.
Por eso agarro la punta del ovillo, y pido:
una vida sencilla.῀