Aquí, señoras y señores, todos somos maña; desde el presidente Andrés Manuel López Obrador hasta el más oscuro de los funcionarios de las administraciones municipales. Los alcaldes y las alcaldesas, y la gente que los rodea portan, ufanos, la divisa de que tienen buenas conexiones con los cabecillas. No es que estén sometidos, sino mantienen una abierta complicidad con ellos. Como el senador Félix Salgado, como su hija la gobernadora. Para ellos, la democracia es el pacto con el crimen organizado. Este remedo cruel de democracia nos ha conducido a un gran desorden en la administración pública. Todo es confusión y las noticias, que se dan bajita la mano, de corrupción y de desvíos del dinero del erario público son el pan de cada día. La vida en las calles está envuelta en la turbiedad. Nadie cree en las leyes de la Constitución. Todos nos asumimos como maña.
Tanto
es el éxito de López Obrador (por eso siempre lo vemos sonriente,
dicharachero), sus transferencias, en especial el apoyo a los adultos mayores;
cuanto apabullante la presencia de los grupos armados (podríamos decir la
policía paraestatal que mantiene en cintura y en silencio a la población), quienes
manejan a su antojo las pequeñas
ciudades y los pueblos del valle de Tierra Caliente.
La
opinión pública está devastada. Hay un silencio que suena a rapacidad. No por
el secuestro y, después, la liberación del periodista Jesús Pintor Alegre
(estuvo 16 días cautivo, en la batea de una camioneta, según se lo relató a
Denisse Maerker) voy a dejar de decir que la mayoría de los personajes que
ejercen el periodismo, también guardan con disimulo el acontecer manchado de
criminalidad. Varios de ellos se justifican por la autocensura, pero en
realidad son cooptados por las administraciones municipales, que les asignan
trabajos propios del área de comunicación, y así se vuelven facilitadores de la
información oficial que se cuida a lo sumo para no tocar el tema de la
violencia y opresión que ejercen los mandamases.
Desde
hace años, cosa de otras administraciones, diría el presidente, han envenenado
las fuentes de la economía. Todavía recordamos al ex gobernador Héctor
Astudillo Flores cuando venía a llevarse el dinero recaudado: ¡Tres pesos por
garrafón de agua! Libres de polvo y paja. Nadie decía nada, mucho menos nuestro
presidente, que para empezar y terminar pronto desde su campaña a la
presidencia dio visos que su estrategia para restaurar el Estado de Derecho era
simplemente evadir el tema. No ha mostrado un interés por el abuso y despojo
que sufren los pobladores de esta región. Zaid,
¡no es poeta por Dios!; mañanero retintín, el contumaz Obrador, el palaciego
hablantín.
El
presidente pide pruebas para que se le demuestre que es parte de la mafia. Sus
dicharachos que reitera en las mañaneras son las pruebas. ¿La captura de
Ovidio? Hemos visto muchas capturas de esas, pero no hay ningún avance… A otro
perro con ese hueso.
Las
vueltas a la barbarie son comunes en la historia. Por acá es tanta la
distorsión de la vida pública, indecente y obscena la manipulación de los
precios, el monopolio del comercio y servicios que ejercen los señores. Las reses, chivos y cerdos son pasados por la báscula
del agandalle. Con todo esto, aquí le hacemos homenaje a la Transformación de López;
pero la de Antonio López de Santa Anna que en su gobierno de 1853 llegó al
delirio de cobrar impuestos por puertas, ventanas, ruedas de coches y hasta por
los perros.
La
lambisconería es grande. Nadie quiere perturbar el surtidor de mentiras del
presidente que insiste en ver un México con sus anteojeras de grilla y propaganda.
Un México que ha sido gobernado por la misma clase política desde hace décadas.
En Guerrero tenemos una réplica devaluada del gobierno federal. No olvidemos
que a Evelyn Salgado Pineda, para que fuera candidata a la gubernatura, su
padre la fue a sacar de los aposentos umbrosos de la administración del priista
Astudillo Flores. Ostentaba el anónimo puesto de delegada de la mujer.
El
presidente, como Jefe de Estado, debe saber la vida turbia que se vive por acá.
Pero temo que nadie le insiste. El único que lo pudo hacer fue Víctor Mojica
Wences, ex diputado federal del periodo 2018-2021. Hombre que recibió un halago
del “amado líder” en los inicios de MoReNa. En una convención, ante el asombro
de los compañeros, se dirigió a los presentes: “Recomiendo ampliamente al
compañero Víctor”. Pero él tampoco quiso perturbar al presidente con un informe
de lo que pasa por acá. Él, que tenía el espaldarazo para tocar las puertas del
palacio. Nada más se le veía derrochar bonos de austeridad en las calles
aleñadas de su casa paseando a su perro en sus días de asueto. Respingó al último,
cuando en las elecciones amañadas, las del 2021, donde la mano del narco fue notoria
y descarada, perdió el escaño de diputado.
La
compenetración del crimen en todos los ámbitos es tan fuerte que en cualquier
momento la vida puede colapsar, esto quiere decir que estamos muy jodidos.
Andrés Nieto, delegado de Bienestar de los programas federales, de activista
impenitente de AMLO, nunca tuvo un bloqueo para repetir la enfadosa consigna:
“Primero los pobres” (yo he visto cómo a los más pobres les quitan el dinero de
sus manos), pasó a estar alerta a los llamados cerriles y no ha tenido el valor
civil para denunciar que el dinero, por lo menos el que llega directo a los
comités de padres de familia para la remodelación de las escuelas, tiene que
pasar por el moche del diez por ciento. Todo por hacer privados conciliábulos y
oscuras negociaciones en aras de las elecciones del 2024.
En su
primer recorrido como candidato a gobernador le preguntaron a Félix Salgado que
qué iba a hacer para garantizar la inversión en la región, haciéndole ver que
por amenazas y cuotas impuestas por el crimen han cerrado empresas transnacionales
como la Coca-Cola y la Pepsi y empresas nacionales como Farmacias del Ahorro y
las tiendas Merzapack, por mencionar algunas. Haciéndose el loquillo y el desentendido,
dijo: “Está bien que el dinero de los calentanos se quede en su misma gente”. La
imitación a López Obrador ha producido verdaderos estragos en el discurso
político. Por copiarle, aspirando al fervor de la multitud (¿quién dijo que la
ignorancia, y no la sabiduría; como pudiera pensarse, conduce a la humanidad?),
exaltan sus defectos y el resultado son viles réplicas.
Oigan,
señoras y señores, la toponimia de estos lugares: Pungarabato, Cutzamala,
Tlalchapa, Coyuca, Zirándaro, Ajuchitlán, Tlapehuala, Arcelia… Hay en esos
nombres una música que clama justicia. Una música cautiva que desde hace años marcha
bajo el agua del río Balsas.
De por
estos rumbos han salido hombres que han servido dignamente a nuestra patria,
como el doctor Ignacio Chávez, que es considerado el padre de la cardiología en
México, y que el 28 de enero (nació el 31 de enero de 1897) estaremos
festejando los ciento veintiséis años de su natalicio.
De
Totolapan nada más quiero decir que Jesús Valdez (1911-1981) escribió una
novela intitulada La barbasca, la
escribió en 1940. Obra olvidada por muchos años, pero que hace algunos años la
Asociación Totolapense A. C., la reeditó. Hay que leer ese interesante lienzo
del Balsas.
Publicado originalmente en el portal Capote