![]() |
Anciano en retirada aún cuando López Obrador no terminaba su discurso. |
Esperaron
horas al presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo esperó el gobernador Héctor
Astudillo Flores y toda la gente que lo acompaña. Lo esperaron los presidentes
municipales de los municipios de Tierra Caliente. Lo esperaron políticos y
grilleros profesionales. Lo esperaron los funcionarios del gobierno enfundados
en chalecos con el rótulo: “Siervos de la nación”. Lo esperaron burócratas
municipales, cientos de simpatizantes, curiosos y buscadores de lo asombroso.
Lo esperaron los pobres que pudieron salir de sus casas. En los amplios
terrenos de la unidad deportiva de Altamirano estaban los pobres, por todos
lados asomaban sus caras, apacibles, concentrados en la espera de ese personaje
que ven con fervor mesiánico, y que encarna, para ellos, esa frase
propagandística: “La esperanza de México”.